En el 2003, un edificio clásico de la Barcelona burguesa se transformó en un nuevo y moderno hotel. La reforma conservó los elementos destacados originales, como la fachada, la escalera de mármol y el patio central. Sorprende el contraste entre el diseño contemporáneo y el edificio histórico. La decoración aplicada en la reforma se basa en suelos de parquet, estuco veneciano, cuartos de baño de mármol y luz natural.